domingo, noviembre 01, 2009
Lectura obligada para mentes libres: G.Papini (Leer GOG)!
GIOVANNI PAPINI
por Crypt Vihâra
Giovanni Papini (1881-1956)
Giovanni Papini, escritor italiano nacido en Florencia el 9 de enero de 1881 y muerto en la misma ciudad el 8 de julio de 1956 es sin duda un genial escritor. Desde sus primeros años sintió pasión por la lectura y devoraba afanosamente cuanto caía en sus manos; pronto agotó la escasa biblioteca de sus padres, recurriendo entonces a las de sus amigos: periódicos, revistas, novelas y enciclopedias sólo servían para saciar momentáneamente su infatigable curiosidad y ansia de saber. Su capacidad de asimilación era extraordinaria, ayudada por una excelente memoria; muy pronto no le bastó con leer, sino que quiso transmitir sus ideas y conocimientos, comenzando a componer una enciclopedia manuscrita a los catorce años. Giovanni Papini, hijo de un modesto comerciante de muebles, no pasó por las aulas universitarias; su formación cultural autodidacta fue obra de su voluntad tenaz, ayudada por su excepcional deseo de saber.
En 1887 fundó su primera revista, totalmente manuscrita, en la que abordaba las más variadas materias con un aplomo impropio de su edad. En 1903 colaborando con Giuseppe Prezzolini, funda la revista Il Leonardo (1903-1907), y tres años después publicó el que sería su primer libro "Il crepusculo dei filosifi", violenta diatriba contra toda sistematización del pensamiento. "Il crepusculo dei filosifi" fue un ataque audaz a los fundamentos de la mayoría de las escuelas filosóficas. Esta obra, muy discutida a pesar de la juventud de su autor, atrajo la atención de los círculos literarios hacia el muchacho revolucionario que osaba afrontar temas trascendentales con la mayor desenvoltura, y destacando por su apasionamiento, unido todo ello a un espíritu crítico y a una erudición poco común.
Tras unirse en 1910 al movimiento futurista de Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), funda en 1912 otra revista, La voce, que pronto se haría famosa al convertirse rápidamente en un arma de discusión sobre los temas más dispares; en ella colaboraban en encendida polémica un buen numero de literatos que más tarde alcanzaron la celebridad y que ya entonces consideraban a Giovanni Papini como un maestro, comenzando a formar escuela en torno suyo como Gabriele D'Annunzio (1863-1938).
Un año después Giovanni Papini publica una de las obras que han cimentado su fama: "Un uomo finito". A través de un estudio autobiográfico cruel y certero, expone con tintes sombríos, la inquietud intelectual y espiritual de su generación, su anhelo por encontrar valores permanentes e inmutables, así como su propio descontento por sí mismo y la sociedad. El profundo pesimismo de la narración, su amargura, su rotundo y total escepticismo le acarrearían numerosas censuras entre amigos y seguidores. A consecuencia de ello Giovanni Papini sufrió una crisis de abatimiento y melancolía creyéndose realmente "un hombre acabado".
Sin embargo, pronto reaccionó. Su espíritu luchador hizo frente a las críticas replicando a sus censores: "No solicito de vosotros indulgencia ni alabanza, perdón ni consuelo, sino únicamente tres o cuatro horas de vuestro tiempo. Si después de haberme escuchado continuáis creyendo, a pesar de mis propósitos, que soy realmente un hombre acabado, tendréis que confesar al menos que si estoy acabado es por comenzar demasiadas cosas, y si no soy nada, es porque he querido serlo todo".
La Primera Guerra Mundial abrió un paréntesis en la recién iniciada revolución espiritual de Giovanni Papini. Nacionalista exaltado, se declaró partidario de la inmediata intervención italiana, y defendió ardorosamente su postura en una serie de vibrantes artículos publicados en Il popolo d'Italia y Lacerba. Rechazado por el ejército a causa de su miopía, sufrió una profunda decepción, a la que buscó consuelo encontrándose nuevamente y con mayor afán en su vocación de escritor.
Abandonando la crítica pasa a dedicarse a la poesía: "Opera prima" y "Cento pagine di poesia" merecieron numerosos elogios por su belleza, la grandeza y elevación de su pensamiento y su concepción renovadora dentro de las formas clásicas.
En 1921 Giovanni Papini que anteriormente se había mostrado agresivamente ateo, después de varios años de hondas y profundas reflexiones se convierte al catolicismo. Escéptico hacia todas las doctrinas filosóficas, insatisfecho espiritualmente, su búsqueda afanosa de la verdad le condujeron a la religión que pasa a defender con el entusiasmo propio de su exaltado temperamento. Su "Storia de Cristo" traducida a casi todos los idiomas constituye un brillante tratado de apologética, que demuestra el irrebatible fervor y la sinceridad de sus creencias. En esta obra, admirablemente documentada, Giovanni Papini hace gala de un estilo limpio, y deslumbrante que armoniza perfectamente con el Evangelio. A partir de su conversión y sosegado su espíritu por la posesión de la verdad, la labor de Giovanni Papini se torna más metódica y sus obras aparecen con regularidad: "Pane e vino", "Gli operai della vigna" y "Cello e terra" todas ellas profundamente cristianas. También de esta época son las biografías "Dante", "Sant'Agostino" y "Vita de Michelangelo".
Su siguiente obra, "Gog" es una de las obras más conocidas. "Gog" es una crítica profunda, aguda y algo desordenada de la sociedad contemporánea. Su protagonista, a quien algunos críticos identifican con él mismo autor antes de su conversión, es un personaje inquietante, brutal, una especie de hombre salvaje y primitivo, capaz de las mayores aberraciones y los caprichos más absurdos, que recorre el mundo buscando toda clase de placeres y diversiones. Profanándolo todo, sin creer ni sentirse satisfecho con nada celebra una serie de entrevistas y coloquios con muchos de los personajes reales representativos del mundo contemporáneo: Albert Einstein (1879-1955), Thomas Alva Edison (1847-1931), Lenin (Vladímir Ilich Ulianov / 1870-1924), Mahatma Gandhi (Mohandas Karamchand Gandhi / 1869-1948), desfilan por las páginas de este libro singular vertiendo en él una caricatura de su pensamiento, de su método o ideologías. Pero en sus fingidas palabras se entremezclan verdades desoladoras que llevan al desconcierto del espíritu del lector. El extraordinario éxito de la novela produjo una secuela "Il libro nero".
A semejanza de Edgar Allan Poe (1809-1849), que sin duda fue uno de sus maestros Giovanni Papini escribió relatos fantásticos sin la más mínima intención de que pareciesen reales. Desde el principio el lector siente la irrealidad del ámbito de cada uno. "Due immagini in una vasca (Dos imágenes en un estanque)" renueva la leyenda del doble, que para los hebreos significaba el encuentro con Dios y para muchos otros pueblos la cercanía de la muerte. Ninguno de estos caminos es el que Giovanni Papini siguió; prefirió vincularlo a lo constante y a lo mutable del yo de Heráclito (540-475 a.C.). La presencia del agua muerta y el antiguo y abandonado jardín cubierto de hojas secas crean un tercer personaje que gravita sobre los otros dos, que siendo dos son uno. "Storia completamente assurda (Historia completamente absurda)" es desleal a su título; un hombre que asombrosamente recupera todo lo que debemos olvidar para seguir viviendo. "Una morta mentale (Una muerte mental)" expone un método personal de suicidio; no es difícil adivinar que este dramático relato es la apenas vedada confidencia de un plan que el escritor pudo haber acariciado en etapas de abatimiento y soledad. "L'ultima visita del Gentiluomo Malato (La última visita del Caballero Enfermo)" presenta de modo íntimo, nuevo y triste la secular sospecha de que el mundo, no es otra cosa que los sueños de un soñador secreto. "Non voglio più essere quello che sono (No quiero más que ser el que soy)" es la expresión perfecta de un anhelo que han sentido todos los hombres. "Chi sei? (¿Quién eres?)" nos refiere el descubrimiento atroz de que no somos nadie, fuera de nuestras circunstancias y de la certidumbre ilusoria que nos dan los otros, que también son nadie. Otro descubrimiento, el de ese anónimo y genérico ser que es el hombre común nos aguarda en "Il mendicante di anime (El mendigo de almas)". "Il suicida sostituto (El suicida sustituto)" narra el inútil sacrificio de un hombre, que a los treinta y tres años, voluntariamente, muere por otros. Este relato deja presentir la huella de su "Storia de Cristo". Dos ideas se unen en "Lo speccchio che fugge (El espejo que huye)" la del tiempo que se detiene y la de nuestra vida pensada como una insatisfecha e infinita serie de vísperas. "Il giorno non restituito (El día no restituido)" es otro juego con le tiempo, un juego nostálgico y angustioso como todos los de Giovanni Papini.
En 1953 aparece "Il diávolo (El diablo)", obra que ha merecido ciertos reparos de la Iglesia y en la que varios críticos han querido ver una especie de apostasía de Giovanni Papini. Un apartamiento del catolicismo, al defender la doctrina de la conversión final del demonio y el perdón de los réprobos. Lejos de ellos, es indudablemente el apasionamiento del autor y su sentimiento universal, lo que le indujo a exponer la teoría de que la infinita misericordia de Dios triunfaría finalmente, logrando el arrepentimiento del demonio y de todos los pecadores. La intención fundamental de esta obra, tan discutida y anatematizada por los enemigos del escritor, no es otra que patentizar la bondad de Dios, aunque al hacerlo se haya excedido de los límites al buscar una interpretación harto benevolente del orgullo satánico. Es un ansia tal de misericordia, un anhelo de perfección llevado hasta sus ultimas consecuencias, lo que impulso a Giovanni Papini a exponer por escrito esta teoría.
A título personal, me interesa puntualizar una cuantas verdades sobre el famoso libro de Giovanni Papini, "Il diávolo (El diablo)", para no engendrar perplejidades dogmáticas ni escrúpulos morales. Es incuestionable que "Il diávolo (El diablo)" de Giovanni Papini está plagado de sugestiones más irónicas que maliciosas contra la teología escolástica. Aunque el propósito del autor, haya sido "comprender a Satán cristianamente", la realidad conseguida no ha sido tan venturosa: "Si la libertad es inalienable propiedad del espíritu ¿cómo explicar que el salvado o respectivamente el condenado, pierdan el ejercicio de esa autodeterminación existencial sin la que dejaría la persona de ser tal? Si vale lo mismo de los condenados que no dejarán de ser personas, ónticamente hablando, ¿cómo atreverse a denegar al Diablo la posibilidad de una auténtica conversión que facilitaría la esfera de la apocatástasis o recapitulación de toda la creación en Dios?".
Así parece que el Diablo ha fascinado a Giovanni Papini. Tal vez porque en nuestro tiempo el Diablo ha ido perdiendo consistencia personal y se ha llegado a la correcta conclusión de que de momento, el Diablo es una personificación real y no un figura simbólica del mal o del pecado, una infantil alegoría fantástica al uso, sino un auténtica ángel caído, destinado por Dios a fines inconmensurables, entre los cuales nos impresiona sobremanera el que especifica su función de gran tentador. A causa del juego a que le fuerza Dios, Giovanni Papini habla de relaciones entre Dios y el Diablo mucho más cordiales de lo que suele imaginarse. La finalidad de Giovanni Papini es escatológica. Dejándose mecer por la fantasía de una redención universal en el final de los tiempos, la apocatástasis o regeneración de todas las cosas es interpretada por él con un literalismo que mata. Con el sofístico pretexto de que la misericordia no excluye a los enemigos de nuestro amor, Giovanni Papini saca la conclusión de nos urge ejercerla con el Diablo. Con lo cual facilitaríamos la salvación del gran tentador: "Se llama en hebreo Satán, o sea el Adversario, el Enemigo; en griego se llama Diablo, o sea el Acusador, el Calumniador. ¿Pero le es lícito a un cristiano odiar al enemigo? ¿Les es lícito a los honrados calumniar al calumniador? Hasta ahora los cristianos no han sido bastante cristianos con Satanás. Le temen, huyen de él o fingen ignorarle. Pero si el miedo puede, quizá, salvarles de sus tentaciones, no es ciertamente arma de salvación para el futuro ni para el resto de los hombres. [...] Ni con el temor ni con la ignorancia podemos suprimir al Príncipe de este mundo que, cada vez más, deja sentir su espantosa dominación. Para liberar al pueblo cristiano del Demonio, y para siempre, es mucho más aconsejable y está mucho más conforme con el mandamiento evangélico del amor, tratar de conocerle más exacta y profundamente, no para ligarse en sus lazos ni para participar en sus operaciones, sino para guardarse mejor, para tratar de hacerle volver a su naturaleza original. El comprender es el camino del amar. El cristiano no puede ni debe amar en Satanás la rebelión, el mal, ni el pecado, pero puede y debe amar en él a la criatura más horriblemente desgraciada de todo lo creados, la cabeza y símbolo de todos los enemigos, el Arcángel que fue un día el más próximo a Dios. Quizá incluso nuestro amor pueda ayudarle a salvarse, a volver a ser el que en principio fue, el más perfecto de los espíritus celeste. Salvándole a él del odio de todos los cristianos, todos los hombres serán salvados para siempre del odio suyo". Para decirlo llanamente, Giovanni Papini sueña con un día en que desaparecerá el infierno. El siempre que afecta al estado de los condenados quedaría así restringido a "mientras dure la temporalidad" que cree que se esfumará, dando sentido así a la popular formula bíblica "hasta el final de los tiempos".
Giovanni Papini tiene plena conciencia de lo explosivo de sus reflexiones, ya en el prólogo pide excusas por "ciertas intemperancias de la letra". Es un sentido nuevo lo que pretende divulgar "el más profundo que haya presentado nunca el cristianismo". Hay que reconocer que Giovanni Papini ha compendiado en esta obra un enorme caudal de reflexiones sobre el Diablo y el cristianismo que pueden resumirse en la siguiente cita: "Un verdadero cristiano no debe ser malvado ni siquiera con los malvados, no debe ser injusto ni siquiera con los injustos, no debe ser cruel ni siquiera con los crueles, sino que debe ser tentador del bien, incluso, con el tentador del mal".
Escritor temperamental, sus creaciones son instintivas y todas ellas profundamente sinceras, apasionadas, y algo desordenadas. Filósofo, literato, poeta, crítico y biógrafo, la fecundidad de su labor es extraordinaria, pues escribió más de sesenta obras y colaboró a lo largo de toda su vida en gran número de revistas y publicaciones de Europa y América. Revolucionario de la prosa, innovador de la poesia, anticonformista, polemista excepcional, su fogosidad y su energía no tienen parangón en la literatura contemporánea. La influencia de su vigorosa personalidad es incalculable, pues participo activamente en la vida intelectual y artística de su país durante casi sesenta años. Académico desde 1937 y ganador del premio Mediterráneo, funda en 1938 la revista La Rinascita. Pasó sus últimos años, paralítico, casi ciego y prácticamente mudo, pero su mala salud no amenguó su labor ni abatió su personalidad: continuó transmitiendo sus ideas por medio de un dictáfono y más tarde cuando perdió el uso de la palabra con la íntima y abnegada colaboración de su nieta Ana Paszkowski, quien interpretaba hábilmente los sonidos inarticulados que trabajosamente emitía su abuelo. Cuando este recurso tampoco fue posible por los progresos de la enfermedad, su nieta deletreaba pacientemente el alfabeto hasta que Giovanni Papini, por medio de un leve signo, manifestaba su asentimiento; así letra a letra, palabra a palabra, en una labor titánica de ambos, se formaron las últimas obras del genial escritor.
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