Artista: Eric Breuer
sábado, agosto 23, 2008
The King is Still CRIMSON!
Entre los mejores 'débuts' de la historia del Rock, sin duda!EL RELANZAMIENTO DE ´IN THE COURT OF THE CRIMSON KING´, EL DISCO MÁS INFLUYENTE DEL ROCK PROGRESIVOA CUARENTA AÑOS DE SU FORMACIÓN, LOS TODAVÍA ACTIVOS KING CRIMSON RELANZAN EL MÍTICO DEBUT DE LA BANDA EN UNA VERSIÓN REMASTERIZADA QUE RECUPERA CON TODO SU BRILLO.
En las venenosas puertas de la paranoia, los neurocirujanos quieren más, y el hombre esquizoide resucita en un remaster tecnológicamente aggiornado en el ahora menos futurista siglo XXI. El asunto es que uno de los álbumes debut más influyentes en la historia del rock, el asombroso In the Court of the Crimson King de King Crimson, está a punto de ser relanzado internacionalmente en una versión remasterizada que recupera con todo su brillo el otrora perdido lado A del LP original, suplantado en versiones anteriores de CD por masters de segunda generación a falta de la fuente esencial. Algo notable teniendo en cuenta que el disco en cuestión comenzaba con un superclásico de la talla de “21st Century Schizoid Man” (“Hombre esquizoide del siglo XXI”), todo un hit de la imaginería futurista más dark, de la era post flower power, grabado en una sola toma, según cuenta la leyenda.La aparición de King Crimson provocó la elaboración de un nuevo concepto en los por entonces florecientes subgéneros de la música pop: con la banda liderada por el guitarrista avant garde Robert Fripp, había nacido algo denominado art rock, luego conocido como música progresiva. Esta noción de rock artístico aplicada a un género musical sumamente creativo, por no decir revolucionario, surgido a mediados de la década del ’50, no sólo puede ser considerada pretenciosa sino también llena de prejuicios, por subestimar como menos artístico todo el rock & roll de los años previos. Pero eso obviamente es un hecho fortuito, ajeno al grupo, que no debería generar más prejuicios que impidan disfrutar de la locura esquizoide generada por la banda formada a fines de 1968 por Fripp (guitarra), Ian McDonald (vientos, teclados y coros), Greg Lake (bajo y voz), Michael Giles (percusión y coros), más el poeta Peter Sinfield en los sorprendentes rubros “palabras e iluminaciones”.Expandiendo y consolidando los intentos previos del mítico trío Giles, Giles & Fripp con ideas musicales por un lado extremadamente audaces e imaginativas, que por otro lado estaban ejecutadas con extrema eficacia y profesionalismo en el estudio –donde, según los distintos relatos de Fripp o Lake, sólo estuvieron entre 10 o 12 días–, esta pandilla de hippies de espíritu mucho menos optimista que sus contemporáneos de la era del flower power se juntaron en algún momento de la segunda mitad de 1968 (probando improbables cantantes, como el futuro dandy de la era glam Bryan Ferry, hasta dar con el viejo conocido de Fripp, Greg Lake), dándose a conocer por primera vez al público tocando en vivo en un pequeño bar londinense, los primeros días de enero de 1969.Con sólo cinco tracks, el estilo de La Corte del Rey Crimson variaba del paroxismo jazzístico de los largos pasajes instrumentales del Apocalipsis protopunk del “21st Century Schizoid Man” (con cierta deuda al Lalo Schifrin de Misión Imposible) al menos recordado primer experimento ambient de la historia del rock, el sutil y aun poco comprendido “Moonchild” que abría el lado B con tres minutos de balada acústica convencional seguidos de otros nueve minutos de atonalidades varias decididamente abstractas (y durante décadas cercenadas por si las moscas en subsiguientes recopilaciones). El uso intensivo del inimitable sonido del Mellotron acompañaba a la perfección las pesimistas visiones de Sinfield en gemas como “Epitafio” (“El muro donde escribió el profeta está totalmente resquebrajado”).El verdadero enigma es cómo semejante disco de semejante banda surgió prácticamente de la nada, más allá de que el disco previo del trío, The Cheerfull Insanity of Giles, Giles and Fripp (el Giles fugitivo era Peter, que huye ante el nulo éxito de la grabación), incluyera gemas como el armonioso hit que no fue “Under the Sky”. A lo largo de numerosas entrevistas, tanto Robert Fripp como Greg Lake (luego superastro de Emerson, Lake & Palmer) han ofrecido una explicación al borde de lo paranormal: “La potencia de la banda estaba ahí, más allá de nosotros”.Algo parecido pasó con la memorable, perturbadora portada de un hombre que grita en una mueca digna del esquizoide habitante del siglo XXI. “Barry Godber, un amigo de Sinfield, que no trabajaba especialmente en artes gráficas, apareció un día y arrojó en el suelo ese dibujo del tipo gritando: automáticamente supimos que sería la portada del disco”, recordó años más tarde Lake. “Lo terrible es que de inmediato, algo así como al día siguiente, Godber cayó en la calle fulminado por un inesperado ataque al corazón. Desde entonces no puedo dejar de estremecerme al mirar la tapa del disco, preguntándome qué demonios pasó...” El original de la ilustración de In the Court of the Crimson King es actualmente propiedad de Robert Fripp (que tal vez no sepa que el arte en cuestión fue objeto de un curioso homenaje convertido en una gigantografía ubicada estratégicamente en uno de los sets del gran éxito de taquilla del cine argentino Tango feroz).Aunque las formaciones más recientes de Crimson no han ofrecido versiones de los inigualables temas de In the Court.., Fripp se preocupó al notar lo deficiente de los primeros transfers a CD del disco más influyente del rock progresivo. Luego de dar por casualidad con el master original del lado A perdido, el álbum fue objeto primero de una edición indie de su sello propio Discipline Global Mobile y luego de una lujosa versión nipona con el arte original reproducido en tamaño original y un extenso booklet con la historia de este hito del rock, ahora relanzado otra vez por el sello japonés WHD Entertainment en una versión HDCD que está siendo glorificada en la web por sites especializados como All Music Guide.Influyendo en movimientos tan dispares como el art rock setentista o el grunge de los ’90 (Kurt Cobain era un confeso fan de Crimson), la banda de Fripp se prepara a demostrar que puede seguir vigente a cuatro décadas de su nacimiento. De hecho, todo parece indicar que entre agosto y septiembre próximo, una nueva gira de King Crimson recordará que la saga iniciada por Fripp aún sigue emitiendo sus alaridos esquizoides.
En las venenosas puertas de la paranoia, los neurocirujanos quieren más, y el hombre esquizoide resucita en un remaster tecnológicamente aggiornado en el ahora menos futurista siglo XXI. El asunto es que uno de los álbumes debut más influyentes en la historia del rock, el asombroso In the Court of the Crimson King de King Crimson, está a punto de ser relanzado internacionalmente en una versión remasterizada que recupera con todo su brillo el otrora perdido lado A del LP original, suplantado en versiones anteriores de CD por masters de segunda generación a falta de la fuente esencial. Algo notable teniendo en cuenta que el disco en cuestión comenzaba con un superclásico de la talla de “21st Century Schizoid Man” (“Hombre esquizoide del siglo XXI”), todo un hit de la imaginería futurista más dark, de la era post flower power, grabado en una sola toma, según cuenta la leyenda.La aparición de King Crimson provocó la elaboración de un nuevo concepto en los por entonces florecientes subgéneros de la música pop: con la banda liderada por el guitarrista avant garde Robert Fripp, había nacido algo denominado art rock, luego conocido como música progresiva. Esta noción de rock artístico aplicada a un género musical sumamente creativo, por no decir revolucionario, surgido a mediados de la década del ’50, no sólo puede ser considerada pretenciosa sino también llena de prejuicios, por subestimar como menos artístico todo el rock & roll de los años previos. Pero eso obviamente es un hecho fortuito, ajeno al grupo, que no debería generar más prejuicios que impidan disfrutar de la locura esquizoide generada por la banda formada a fines de 1968 por Fripp (guitarra), Ian McDonald (vientos, teclados y coros), Greg Lake (bajo y voz), Michael Giles (percusión y coros), más el poeta Peter Sinfield en los sorprendentes rubros “palabras e iluminaciones”.Expandiendo y consolidando los intentos previos del mítico trío Giles, Giles & Fripp con ideas musicales por un lado extremadamente audaces e imaginativas, que por otro lado estaban ejecutadas con extrema eficacia y profesionalismo en el estudio –donde, según los distintos relatos de Fripp o Lake, sólo estuvieron entre 10 o 12 días–, esta pandilla de hippies de espíritu mucho menos optimista que sus contemporáneos de la era del flower power se juntaron en algún momento de la segunda mitad de 1968 (probando improbables cantantes, como el futuro dandy de la era glam Bryan Ferry, hasta dar con el viejo conocido de Fripp, Greg Lake), dándose a conocer por primera vez al público tocando en vivo en un pequeño bar londinense, los primeros días de enero de 1969.Con sólo cinco tracks, el estilo de La Corte del Rey Crimson variaba del paroxismo jazzístico de los largos pasajes instrumentales del Apocalipsis protopunk del “21st Century Schizoid Man” (con cierta deuda al Lalo Schifrin de Misión Imposible) al menos recordado primer experimento ambient de la historia del rock, el sutil y aun poco comprendido “Moonchild” que abría el lado B con tres minutos de balada acústica convencional seguidos de otros nueve minutos de atonalidades varias decididamente abstractas (y durante décadas cercenadas por si las moscas en subsiguientes recopilaciones). El uso intensivo del inimitable sonido del Mellotron acompañaba a la perfección las pesimistas visiones de Sinfield en gemas como “Epitafio” (“El muro donde escribió el profeta está totalmente resquebrajado”).El verdadero enigma es cómo semejante disco de semejante banda surgió prácticamente de la nada, más allá de que el disco previo del trío, The Cheerfull Insanity of Giles, Giles and Fripp (el Giles fugitivo era Peter, que huye ante el nulo éxito de la grabación), incluyera gemas como el armonioso hit que no fue “Under the Sky”. A lo largo de numerosas entrevistas, tanto Robert Fripp como Greg Lake (luego superastro de Emerson, Lake & Palmer) han ofrecido una explicación al borde de lo paranormal: “La potencia de la banda estaba ahí, más allá de nosotros”.Algo parecido pasó con la memorable, perturbadora portada de un hombre que grita en una mueca digna del esquizoide habitante del siglo XXI. “Barry Godber, un amigo de Sinfield, que no trabajaba especialmente en artes gráficas, apareció un día y arrojó en el suelo ese dibujo del tipo gritando: automáticamente supimos que sería la portada del disco”, recordó años más tarde Lake. “Lo terrible es que de inmediato, algo así como al día siguiente, Godber cayó en la calle fulminado por un inesperado ataque al corazón. Desde entonces no puedo dejar de estremecerme al mirar la tapa del disco, preguntándome qué demonios pasó...” El original de la ilustración de In the Court of the Crimson King es actualmente propiedad de Robert Fripp (que tal vez no sepa que el arte en cuestión fue objeto de un curioso homenaje convertido en una gigantografía ubicada estratégicamente en uno de los sets del gran éxito de taquilla del cine argentino Tango feroz).Aunque las formaciones más recientes de Crimson no han ofrecido versiones de los inigualables temas de In the Court.., Fripp se preocupó al notar lo deficiente de los primeros transfers a CD del disco más influyente del rock progresivo. Luego de dar por casualidad con el master original del lado A perdido, el álbum fue objeto primero de una edición indie de su sello propio Discipline Global Mobile y luego de una lujosa versión nipona con el arte original reproducido en tamaño original y un extenso booklet con la historia de este hito del rock, ahora relanzado otra vez por el sello japonés WHD Entertainment en una versión HDCD que está siendo glorificada en la web por sites especializados como All Music Guide.Influyendo en movimientos tan dispares como el art rock setentista o el grunge de los ’90 (Kurt Cobain era un confeso fan de Crimson), la banda de Fripp se prepara a demostrar que puede seguir vigente a cuatro décadas de su nacimiento. De hecho, todo parece indicar que entre agosto y septiembre próximo, una nueva gira de King Crimson recordará que la saga iniciada por Fripp aún sigue emitiendo sus alaridos esquizoides.
MÚSICA: LA PIRATERÍA OBLIGA A SALIR A TOCAR. FUERTE APUESTA DE TOCAR EN VIVO PARA PALIAR LA CRISIS ECONÓMICA DEL ROCK ARGENTINOEL IMPARABLE CRECIMIENTO DE LA VENTA ILEGAL DE TRABAJOS DISCOGRÁFICOS HACE QUE LAS BANDAS Y SOLISTAS PIENSEN MÁS EN REALIZAR SHOWS EN VIVO, COMO UNA FUERTE SALIDA ECONÓMICA ANTE LA CRISIS.
La realidad del mundo de la música es insoslayable: 1.200 millones de pesos se van como por un agujero negro y es la friolera que produce la venta ilegal de los trabajos discográficos de artistas y bandas consagradas. Andrés Calamaro, el Indio Solari, Los Piojos o Los Nocheros son sólo algunos a quienes afecta este fenómeno, agudizado en los últimos años y que les ha movido indefectiblemente el piso y losha obligado a pararse de otra manera en sus carreras profesionales. ¿Por qué? Buscar grabar un CD, desde la concepción, ya no tiene el objetivo de que se transforme en un boom de ventas, sino tan sólo una plataforma para alcanzar el fin que hoy parece más redituable: el de las presentaciones en vivo, la verdadera fuente de ingresos fuertes para ellos. Puede ser Capital Federal, el Gran Buenos Aires, pero también las ciudadesclave del interior, como Mendoza, Córdoba o Rosario, son bien tenidas en cuenta por los artistas para "subsistir" ante el avance, firme e indetenible, de la piratería. Para que quede claro: según CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el 60% del mercado musical ya es pirata, y en Internet ese porcentaje se eleva al 99,99%."Los shows en vivo van en aumento. Hay un cambio en los hábitos de consumo, incluso el público cambió. Ahora, a los recitales los pibes van desde más chicos, y acompañados de sus padres, que rondan los 40 y fueron rockeros de más jóvenes -analiza José Palazzo, productor de rock y factótum de los anuales Cosquín Rock-. En Córdoba tocan dos o tres bandas por fin de semana.Este año los 100 mil dólares, con una banda consagrada, sin incluir transporte, alojamiento y co¬mida. Después de la crisis de 2001, con el párate de visitas de artistas internacionales, las bandas locales comenzaron a migrar para el interior. En Tucumán, Los Piojos, la Bersuit o La Renga iban una vez cada dos años; en Córdoba, una vez como mucho. En los últimos años, la frecuencia es de tres a cuatro recitales por tempo¬rada." También es cierto que en las provincias, las recaudaciones son más bajas que en Capital, porque las entradas suelen costar menos. Otro circuito que es rentable es el de los boliches, que ofrecen entre 12 mil y 15 mil pesos a bandas que no tienen máxima con-vocatoria. "Catupecu Machu aceptó tocar en un after office, después de un recital masivo. Depende del boliche, lo económico y si la banda tiene ganas de tocar en un ámbito íntimo", afirma Martín Brizio, vocero en Córdoba de discográficas como Sony-BMG y Pop Art.En Mendoza, en tanto, para que una banda actúe, el productor debe desembolsar entre 20 mil pesos, para bandas en ascenso como Los Tipitos o Los Cafres, hasta 150 mil, para Los Piojos o La Renga, sin incluir comida, alojamiento y transporte. El problema de la provincia cuyana es que no cuenta con locaciones adecuadas para una convocatoria intermedia, lugares con capacidad para 3 mil o 4 mil personas. "De todas formas, es raro que un grupo lleve 20 mil personas, eso apenas lo logra Soda Stereo. Pero el artista sigue viajando y el productor invir-tiendo. Está costosa la publicidad en medios y los cachets han subido muchísimo", dice Roberto Di Gregorio, productor de espectáculos en Mendoza. Un colega suyo de la zona, Diego Villafañe, en cambio, afirma que "las bandas no me piden por favor que los lleve de gira porque no venden discos, sobre todo las grandes. Creo que la fuente de recaudación más importante sigue siendo Sadaic, donde se cobran los derechos de autor".En Rosario, aseguran que faltan cada vez más lugares para tocar, debido a la crecien¬te oferta de shows en los últimos años. "Con el auge de los grandes festivales, se abrió el juego en el consumo del rock. El negocio, sobre todo de las bandas medianas, hoy pasa por tocar en vivo", afirma Ariel Echecury, periodista de rock.Pero así como la piratería obligó a que los shows en vivo sean la tabla de salvación económica para los artistas, también es cierto que las compañías discográficas evalúan la relación comercial que entablan con ellos. A menores ingresos por ventas de discos, mayores ideas para obtener dividendos. A la hora de firmar contratos, ya sea con músicos y bandas consagradas o con potenciales figuras, es clave que se tengan en cuenta los distintos soportes que permitirían facturar, como ringtones, wallpapers, formatos digitales, y también arreglar un porcentaje de lo recaudado en los shows, una manera de tener bajo control los negocios paralelos.Además, es habitual ver cómo solistas y grupos desdoblan sus trabajos, integrando bandas paralelas, organizando tributos a otras, o hasta pasando música como un DJ profesional, sin contar a aquellos que durante la semana realizan actividades que nada tienen que ver con la música, y los fines de semana se suben a los escenarios.Salir a tocar, ésa es la cuestión. Hoy en día, para los artistas, hacer shows es más significativo económicamente que pensar en vender discos. La piratería obligó a cambiar el mapa de prioridades en la industria musicalPor Christian Mercado y Valeria CasellesFuente: PerfilMás información: www.perfil.com
La realidad del mundo de la música es insoslayable: 1.200 millones de pesos se van como por un agujero negro y es la friolera que produce la venta ilegal de los trabajos discográficos de artistas y bandas consagradas. Andrés Calamaro, el Indio Solari, Los Piojos o Los Nocheros son sólo algunos a quienes afecta este fenómeno, agudizado en los últimos años y que les ha movido indefectiblemente el piso y losha obligado a pararse de otra manera en sus carreras profesionales. ¿Por qué? Buscar grabar un CD, desde la concepción, ya no tiene el objetivo de que se transforme en un boom de ventas, sino tan sólo una plataforma para alcanzar el fin que hoy parece más redituable: el de las presentaciones en vivo, la verdadera fuente de ingresos fuertes para ellos. Puede ser Capital Federal, el Gran Buenos Aires, pero también las ciudadesclave del interior, como Mendoza, Córdoba o Rosario, son bien tenidas en cuenta por los artistas para "subsistir" ante el avance, firme e indetenible, de la piratería. Para que quede claro: según CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el 60% del mercado musical ya es pirata, y en Internet ese porcentaje se eleva al 99,99%."Los shows en vivo van en aumento. Hay un cambio en los hábitos de consumo, incluso el público cambió. Ahora, a los recitales los pibes van desde más chicos, y acompañados de sus padres, que rondan los 40 y fueron rockeros de más jóvenes -analiza José Palazzo, productor de rock y factótum de los anuales Cosquín Rock-. En Córdoba tocan dos o tres bandas por fin de semana.Este año los 100 mil dólares, con una banda consagrada, sin incluir transporte, alojamiento y co¬mida. Después de la crisis de 2001, con el párate de visitas de artistas internacionales, las bandas locales comenzaron a migrar para el interior. En Tucumán, Los Piojos, la Bersuit o La Renga iban una vez cada dos años; en Córdoba, una vez como mucho. En los últimos años, la frecuencia es de tres a cuatro recitales por tempo¬rada." También es cierto que en las provincias, las recaudaciones son más bajas que en Capital, porque las entradas suelen costar menos. Otro circuito que es rentable es el de los boliches, que ofrecen entre 12 mil y 15 mil pesos a bandas que no tienen máxima con-vocatoria. "Catupecu Machu aceptó tocar en un after office, después de un recital masivo. Depende del boliche, lo económico y si la banda tiene ganas de tocar en un ámbito íntimo", afirma Martín Brizio, vocero en Córdoba de discográficas como Sony-BMG y Pop Art.En Mendoza, en tanto, para que una banda actúe, el productor debe desembolsar entre 20 mil pesos, para bandas en ascenso como Los Tipitos o Los Cafres, hasta 150 mil, para Los Piojos o La Renga, sin incluir comida, alojamiento y transporte. El problema de la provincia cuyana es que no cuenta con locaciones adecuadas para una convocatoria intermedia, lugares con capacidad para 3 mil o 4 mil personas. "De todas formas, es raro que un grupo lleve 20 mil personas, eso apenas lo logra Soda Stereo. Pero el artista sigue viajando y el productor invir-tiendo. Está costosa la publicidad en medios y los cachets han subido muchísimo", dice Roberto Di Gregorio, productor de espectáculos en Mendoza. Un colega suyo de la zona, Diego Villafañe, en cambio, afirma que "las bandas no me piden por favor que los lleve de gira porque no venden discos, sobre todo las grandes. Creo que la fuente de recaudación más importante sigue siendo Sadaic, donde se cobran los derechos de autor".En Rosario, aseguran que faltan cada vez más lugares para tocar, debido a la crecien¬te oferta de shows en los últimos años. "Con el auge de los grandes festivales, se abrió el juego en el consumo del rock. El negocio, sobre todo de las bandas medianas, hoy pasa por tocar en vivo", afirma Ariel Echecury, periodista de rock.Pero así como la piratería obligó a que los shows en vivo sean la tabla de salvación económica para los artistas, también es cierto que las compañías discográficas evalúan la relación comercial que entablan con ellos. A menores ingresos por ventas de discos, mayores ideas para obtener dividendos. A la hora de firmar contratos, ya sea con músicos y bandas consagradas o con potenciales figuras, es clave que se tengan en cuenta los distintos soportes que permitirían facturar, como ringtones, wallpapers, formatos digitales, y también arreglar un porcentaje de lo recaudado en los shows, una manera de tener bajo control los negocios paralelos.Además, es habitual ver cómo solistas y grupos desdoblan sus trabajos, integrando bandas paralelas, organizando tributos a otras, o hasta pasando música como un DJ profesional, sin contar a aquellos que durante la semana realizan actividades que nada tienen que ver con la música, y los fines de semana se suben a los escenarios.Salir a tocar, ésa es la cuestión. Hoy en día, para los artistas, hacer shows es más significativo económicamente que pensar en vender discos. La piratería obligó a cambiar el mapa de prioridades en la industria musicalPor Christian Mercado y Valeria CasellesFuente: PerfilMás información: www.perfil.com
viernes, agosto 22, 2008
Heavy Metal Kids - Delirious (German TV '78)
Fuimos a verlos al Marquee de wardour Street en el 1975. Muy divertidos, pre-punk!
Mi primera pelicula como actor.
jueves, agosto 21, 2008
domingo, agosto 17, 2008
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