viernes, agosto 14, 2009

Y no hablamos del 'doblaje'. He visto Kubrick para Argentina con mentiras de subtítulaje!

EL REGISTRO DE LA CENSURA EN EL CINE ITALIANO YA ESTÁ EN INTERNET. 130.000 DOCUMENTOS FUERON SUBIDOS POR LA CINEMATECA DE BOLONIAEL SITIO "ITALIA AGLIA" ANALIZA LA CENSURA QUE SUFRIERON PELÍCULAS COMO "EL DECAMERÓN", "ÚLTIMO TANGO EN PARÍS" Y "METRÓPOLIS" ENTRE OTRAS.
En Italia funciona desde 1913. Exaltada por el fascismo, fue heredada también por la república de posguerra. Pasaron bajo su órbita más de 100 mil obras. Alteró películas que hicieron historias -sobre todo una: El último tango en París-, pero también sobre el genio cómico de la nacionalidad Totó, algo imperdonable para los italianos. Ni siquiera se salvaron de sus garras los maestros del cine extranjero como los pioneros Ernst Lubitsch o Fritz Lang. Hablamos de la censura cinematográfica, ese proceder que, en el lenguaje burocrático, con una buena dosis de eufemismo, se llama "revisión cinematográfica".Un actividad preventiva establacedia por ley, necesaria para llevar un producto a las salas y que siempre es ejecutada por comisiones ad-hoc, que existen, también en casi todos los países del mundo. Un mecanismo que en Italia, durante casi un siglo de vida ha cambiado miles de obras, cambiando la visión y las opciones creativas de cada realizador, y cortadado miles de metros de celuloide. Justamente por esto, sus archivos constituyen un patrimonio único, un verdadero tesoro. Ahora, por primera vez ese "tesoro" estará disponible al público en general. Este hito es un mérito del sitio Italia taglia (Italia corta), la primera base de datos completa sobre el tema.En la reciente inauguración realizada en la cinemateca de Bolonia se supo que este servicio hospedará documentación sobre el papelerío que cada película estrenada en Italia debió seguir para obtener el visto bueno de los censores. Por ahora están disponibles documentos desde 1913 a 1943. Luego de mucho trabajo se llegará hasta el año 2000. En el futuro estarán disponibles en la Red, además de "los papeles", los fragmentos cortados y los fotogramas "revisados". Se encontraron "nada más que" de 2500 fragmentos de 130 mil títulos. Por eso constituye un patrimonio precioso sobre la historia del cine y de las costumbres, ya que la censura también sirve de testimonio sobre los enmudecimientos de un país. Si se analiza El Decameron de Pier Paolo Pasolini (puede verse el pdf ), se llegará a la conclusión de que fue uno de los autores más acribillados. Pero el hacha no lastima demasiado el filme de 1971 inspirado en la obra de Giovanni Boccaccio. "Algunas secuencias –se lee en el documento- altamente eróticas (...) rozan lo obsceno y lo profano. Se observa, no obstante, que más allá de la vulgaridad típica del realizador, el filme se mueve realmente (...) en el plano artístico." En fin, de una forma u otra, los censores se animaban a reconocer el valor de la obra que se estrenó sólo apta para mayores de 18 y con 58 metros de cortes sobre un total de 2.634 metros de película". Poco después sucedió un caso que hizo escuela. El último tango en París, de Bernardo Bertolucci que llegó a las salas en 1972 fue rápidamente censurada en su totalidad. Esa resolución quedó sin efecto luego de un fallo de la magistratura. Pero la censura ya le había "robado" casi 94 metros de película. Recién en 1987 pudo verse la versión completa en Italia. Aunque la reacción fuera previsible, más inesperada resultó la suerte de la comedia Totó e Carolina, de Mari Monicelli. Era la década de 1950 y el hombre poderoso de la época, el ministro Mario Scelba la juzgó como "inadmisible". Culpa, como explicó, de la "sátira a la policía y a la jerarquía clerical", "una especie de exaltación humorística-cómica a las facciones comunistas". De ahí la masacre: 31 escenas menos en 200 metros de película y situaciones edulcoradas. Parecido fue el devenir de La Spiaggia (La playa), deAlberto Lattuada ( pdf ), en 1954. Allí una secuencia fue extirpada por las costumbres normales en un baño. En el líneas generales cabe preguntarse qué argumentos molestaron más a los censores. Anna Fiaccarini, responsable de los archivos extrafílmicos de la Cinemateca de Bolonia, no tiene dudas. "Los autores de las revisiones estaban particularmente atentos a los temas referentes a la familia y a la ´defensa´de dicha institución´, por lo que siempre miraron de reojo las aventuras extramatrimoniales, los triángulos amorosos y situaciones similares", explica la especialista sin dejar de tener en cuenta la presencia física y política del Vaticano en Italia. Entre los archivos no se encuentran nada más que películas italianas. También tuvieron dificultades a la hora de estrenarse obras cumbres foráneas como Metropolis, pieza magistral de Fritz Lang (1927). Los censores pidieron entonces que la célebre secuencia de "escenas donde obreros que van trabajar a un paso excesivamente lento fuera apenas señalada", no fuera cosa de que fuera demasiado revelador sobre las condiciones del trabajo obrero. Más paradojal fue el caso de Madame du Barry, la obra de Ernst Lubitsch que cuenta la Revolución Francesa, un tema que preocupaba demasiado a los controladores fílmicos en Italia. Tanto, que llegaron a cortar "todos los episodios de la Revolución donde aparecen barricadas y conflictos entre la multitud y la fuerzas armadas", en otras palabras, el corazón del filme. Fuente: diario "Clarín"

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