SE APROBÓ EL USO DEL MAPA BICONTINENTAL DE LA ARGENTINA. SE CARECÍA DE UNA CARTOGRAFÍA OFICIAL
LAS EDITORIALES DEBEN INCLUIR EL MAPA BICONTINENTAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN LAS NUEVAS EDICIONES DE LOS LIBROS DE TEXTO Y, EN LOS TEXTOS YA EDITADOS, DEBERÁN INCORPORAR ESTE MAPA EN CASO DE REIMPRESIÓN O REEDICIÓN.
La cartografía fue, desde sus comienzos, una fuente de información esencial y estratégica. Los datos que recogían los geógrafos en los siglos XVIII y XIX eran de suma utilidad para las autoridades coloniales, para los comerciantes e industriales y, por supuesto, para la Iglesia. Durante ese tiempo, la Argentina carecía de una cartografía oficial, lo que hacía coexistir mapas que representaban de manera diferente el territorio nacional y que, no obstante, funcionaron como documentos públicos que luego cada Estado utilizó para argumentar sus pretensiones territoriales en las disputas limítrofes. Si bien con el correr del tiempo los mapas se fueron haciendo más precisos, la demarcación de los límites sigue funcionando como antecedente para disputar soberanía.
En este sentido, la Ley 26.651 –promulgada el mes pasado– reglamenta el uso del mapa bicontinental de la República Argentina confeccionado por el Instituto Geográfico Nacional (leyes 22.963 y su modificatoria 24.943). Este mapa que muestra el territorio antártico en su real proporción respecto del resto del país, será utilizado obligatoriamente en todos los niveles educativos públicos y privados y de exhibición permanente en las reparticiones estatales nacionales y provinciales. El proyecto de ley, iniciativa de la diputada nacional por Tierra del Fuego Mariel Calchaquí (Frente para la Victoria), fue aprobado por unanimidad en el recinto de Diputados y por mayoría en la cámara de Senadores. Poner en vigencia este mapa fue idea de Juan Carlos Luján (titular de la Fundación Marambio) y Horacio Lemos, portadores de una larga historia de campañas en el territorio Antártico. Ambos vienen trabajando sobre el tema desde hace más de diez años, habiendo logrando en primera instancia convertirlo en ordenanza en el partido de Vicente López, posteriormente en ley de la provincia de Mendoza y, finalmente, en legislación nacional.
Lo que resulta de esta ley es que el Ministerio de Educación será el encargado de garantizar la exhibición, empleo y difusión, en todas las instituciones educativas públicas y privadas, de este mapa mediante la provisión de la lámina correspondiente en escala 1:5.000.000 (ver mapa).
Además establece que las editoriales incluyan el mapa bicontinental de la República Argentina en las nuevas ediciones de los libros de texto y que los textos ya editados deberán incorporar este mapa en caso de reimpresión o reedición. La promulgación, que lleva la firma de la presidenta Cristina Fernández, es un paso importantísimo sobre las pretensiones de soberanía que Argentina tiene sobre el sector antártico, sumando un antecedente de índole cartográfico, muy tenido en cuenta en cuestiones de diferendo territorial, a los ya conocidos de exploración, investigación y permanencia en el territorio.
La producción cartográfica no es una construcción desprovista de sentido. Dicen al respecto las geógrafas e investigadoras Milena Mazzitelli Mastricchio y Carla Lois: “…los efectos simbólicos de una imagen cartográfica estandarizada se articulan con otras estrategias clasificatorias y organizadoras del patrimonio nacional. Las narrativas geográficas del discurso escolar, junto con la repetición de una imagen cartográfica estándar, contribuye a naturalizar el mapa en el sentido común: el mapa no es un texto que ofrece una interpretación del territorio, sino la trascripción técnica de la realidad topográfica del Estado y, como tal, encarna la esencia nacional”.
Este mapa bicontinental no es nuevo. Fue el que se utilizó hasta la década del ’40. Con el correr de los años y el paso de los gobiernos, la representación del sector antártico se fue minimizando. Volver a esta representación abre una instancia simbólica que opera sobre la identidad del ser nacional y defiende los legítimos derechos de nuestro país sobre el sector antártico. La superficie de la Antártida representa casi la tercera parte del total de la Argentina Continental. No es menor conocer este dato. Y verlo representado permite evaluar con justicia la dimensión del territorio. Mientras que el sector antártico se extiende a lo largo de 965.597 kilómetros cuadrados –de los cuales un 70 por ciento representa reservas de agua potable–, el continente tiene 2.791.810 kilómetros cuadrados.
Desde comienzos del siglo XIX, diversas expediciones a la Antártida muestran el interés argentino por el continente blanco. En el proyecto de ley original, la Fundación Marambio explica que la presencia permanente se concreta a principios del siglo XX con el observatorio meteorológico y magnético de la isla Laurie, perteneciente al grupo de las Orcadas del Sur. Este acontecimiento da inicio, desde el 22 de febrero de 1904 (día de la Antártida Argentina), a una larga e ininterrumpida labor en la región. Además, esta base, hasta el día de hoy activa, es reconocida como el primer establecimiento con carácter permanente, único al Sur de los 60º de latitud Sur durante cuarenta años.
En el año 1942, la Argentina delimitó el Sector Antártico Argentino, también conocido como Antártida Argentina, entre los 25 y 74 grados de longitud Oeste, y los 60 grados de latitud Sur hasta el Polo. Pero esto no es exclusivo de la Argentina. Sobre el sector, otros Estados limitaron los suyos, entre ellos Chile y Gran Bretaña. La participación activa de nuestro país en el año geofísico internacional (1957-58) y la posterior firma en 1959 del Tratado Antártico, en vigencia desde el 23 de junio de 1961 –suspendido en la disputa de soberanía hasta el 2041–, hacen que la Argentina exhiba una triple categoría de intereses y derechos: 1) Es un país que determinó su soberanía sobre un sector de la Antártida, status que hizo conocer internacionalmente antes de la firma del Tratado Antártico. 2) Es un Estado parte del sistema del Tratado Antártico con carácter de parte consultiva y pertenece además al grupo de los doce signatarios originarios del Tratado. 3) Posee presencia efectiva y realiza actividades científicas con carácter permanente en las estaciones establecidas, así como también en las expediciones que envía regularmente a la región. (Fuente: Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza Expte. Nro 45.207.)
Los programas impulsados desde el Ministerio de Defensa de investigación científica y tecnológica, incluida la adhesión a los protocolos internaciones para el cuidado del medio ambiente –protección de la capa de ozono y la prevención del efecto invernadero – manifiestan la voluntad de la Argentina de continuar trabajando en pos de la soberanía nacional. Hasta aquí los antecedentes que muestran las legítimas pretensiones de soberanía sobre un territorio en el cual el país trabajó y que protegió por más de 100 años. Pero también es necesario reflexionar sobre las connotaciones políticas que surgen de esta construcción de sentido, de este nuevo paradigma simbólico que se abre y cómo resulta esta otra forma de distribución del saber geopolítico.
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