Se han sucedido los recuerdos luctuosos, no en vano hablamos con asociaciones de victimas, pero se ha hecho especial mención de Romana Blasotti, una mujer de 82 años, que hace veinticinco inició la lucha contra Eternit, empresa del amianto en Italia, después de ver desaparecer a su marido, a su prima, a un sobrino, a su cuñada y, finalmente, a su hija, todas ellas víctimas directas o indirectas del polvo mortal. Romana ha podido tener la satisfacción de ver iniciado el proceso penal contra los presuntos homicidas, y cuenta que a pesar del dolor afincado en su estómago que no cesa, tiene aún ganas de vivir y de jugar con sus nietos en un alarde de esperanza. Esta mujer, Romana Blasotti, es todo un símbolo de coraje en toda la región del Piamonte italiano y especialmente en Casale Monferrato, el pueblo en el que ha estado instalada la fábrica de Schmidheiny hasta el año 1986, y que ha regado de muertos su suelo, entre trabajadores, familiares y vecinos, por lo cual se le juzga. Una gran parte de esos dos mil, cuyos familiares se han personado en el juicio.
Se ha concluido el encuentro mundial de víctimas y luchadores contra el amianto con un nudo en la garganta pero a la vez con la esperanza de que empieza a verse luz en esta fatídica historia que comenzó a principios del siglo veinte.
Lo que ocurra en Turín servirá para todo el mundo.
Los afectados, que somos todos, hemos entonado para terminar la consigna de "justicia a Eternit"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario