Siempre fui desprejuiciado”
Aquel Dj de Jugate Conmigo terminó produciendo a El Otro Yo en su despegue del underground, ayudó al Pity de Intoxicados a explorar el hip hop, y en los ‘90 sorprendió a Leo García. Ahora dice estar empezando su demoradísimo primer disco solista. Habrá que ver...
Por Santiago Rial Ungaro
Para empezar, una pequeña adivinanza: ¿qué tienen en común Leo García, El Otro Yo, Adrián Paoletti, Pity de Intoxicados y Antonio Birabent? La respuesta tiene nombre y apellido: Ezequiel Araujo. Todos estos artistas (la lista es más grande) han trabajado codo a codo, golpe a golpe y verso a verso con Eze. Cuesta creer que el mismo que de niño competía como Dj en Jugate Conmigo terminaría ayudando a El Otro Yo a despegar del underground con el aún recordado Abrecaminos. Que el mismo que ayudó al Pity y sus Intoxicados a animarse a explorar el hip hop en Una vela, (hit costumbrista del 2004 que daba mostraba a los Intoxicados dándole otro sonido a sus paseos por el lado salvaje) fue el mismo que en los ‘90 sorprendió junto a Leo García con el pop perfecto de Avant Press, antes de que Leo se lanzara como solista. La gran bestia pop tiene rostro angelical y un agenda abultadísima.
No es fácil contactarlo a Ezequiel Araujo: recientemente separado de María Fernanda Aldana (con quien tiene un precioso niño) y en pleno romance con Débora del Corral, su ruptura fue inevitablemente dolorosa. Ezequiel se había vuelto una cuarta parte de El Otro Yo. La separación dejó a Eze en la necesidad de empezar de vuelta, pero no de cero. Con el están Manuel Schaller y Leandro Martínez, con quienes ya había trabajado en la época de Polidor (algo así como la versión experimental y electrónica de Avant Press) con quienes tiene ahora la productora Polifar.
“Trabajé siete años con El Otro Yo y no tuve ninguna indemnización. Me quedé en cero, perdí todas las cosas que tenía en el estudio, perdí mi casa y lo único que me quedó es la responsabilidad como padre”. También le quedó la chapa de buen productor, ahora está terminando tres discos: el de Leo García, el octavo disco de Antonio Birabent, y el de un tal Joe Fernández (dueño del Café Continental y novio de Flavia Palmiero). Y se vienen otros dos: el de Intoxicados y el segundo disco de Bicicletas.
“Ante todo soy un profesional -.se ataja Eze–. Joe es un personaje y quería trabajar conmigo. Hay personas que quizás tienen todo y nunca hacen nada, y otros que con muy poco pueden llegar a hacer algo”. Eze habla como un productor: “Pienso que mi trabajo es mejorar lo que hay. Si hay que pulir un diamante se hace y si hay que pulir una piedra también. Siempre fui desprejuiciado”.
A todo esto se les suma su postergadísimo disco solista con “cosas que tengo guardadas desde hace tiempo”. Entre esas cositas hay unas sesiones realizadas en conjunto con Adrián Cayetano Paoletti en las que Eze grabó algunas canciones instrumentales a las que el autor de En la ruta del árbol en busca de la canción perdida les cantó encima algunas de sus poesías, devenidas así en deliciosas canciones tecno-pop. El mismo método uso para trabajar con Pity, en lo que promete ser uno de los discos más interesantes que hayan salido por estas latitudes en los últimos tiempos.
Desde chico, Eze se acostumbró a armar sus propios equipos y a producir con lo que había, a la vez que sacaba de oído en el piano los discos que traía su tío desde el último tren a Londres. Mientras tanto se deleitaba con la sonoteca de su abuelo: ahí estaban Debussy, Gershwin... y la Electric Light Orchestra. “Yo me identifico con un tipo como Jeff Lyne, que es mitad músico y mitad productor. Pero siempre me gustaron las bandejas: a los 13 años agarré dos wincofón, un cajón de madera y dos potenciómetros deslizables que me compré y los conecté con el mixer. Ya era un Dj, aunque me acuerdo que en las fiestas pasaba un disco de Génesis en vivo. De tan bananero terminaba siendo experimental”.
Quizá por eso, Eze dejó el colegio a los 14 años y encontró en Experiment (disco avant-garde de los ‘90) una nueva escuela con margen para aplicar su talento práctico de lunes a sábado: “Hace poco Bruno de Miranda me dijo que el primer show que vio de música electrónica fue uno mío deExperiment. Había metido en un taxi un par de bandejas, un moog y una máquina de ritmos y había estado toda la noche haciendo una jam electrónica. Después el sampler me llevó a la música y Leo con su guitarra me llevó de nuevo a las canciones”, resume Eze, su prehistoria musical.
Si a esa combinación de ingenio tecnológico y talento musical (Araujo toca la guitarra, el bajo, los teclados, canta muy bien y tiene un oído prodigioso) le faltaba algo, Eze se lo agregó: “Siempre tuve mucha intuición con las máquinas: pienso que un equipo va a servir para algo o a sonar de determinada forma y después me termina pasando eso. Entiendo la biología de un estudio. Me siento cómodo en cualquier lugar, me gusta tanto captar como modificar. Para mí el estudio es un gran juguete. Vos fijate que en las grabaciones, aún en las más viejas, siempre hay un plus, hay algo más que captar el sonido: siempre hay alguna modificación”. Y, aunque no lo diga, se adivina cual puede ser la causa de su ruptura con El Otro Yo. “En realidad, creo que como productor nunca se me reconoció totalmente. Quizá con el disco de Bristol o el de Cadena. Producir es un trabajo muy desgastante, pero mejora mucho el producto final. Pero si querés hacerlo tenés que estar todo el día con el culo en la silla”.
jueves, octubre 22, 2009
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