miércoles, agosto 18, 2010

Visita Patti Smith a Buenos Aires, hace 4 años

Al fin, después de años de esperarla, la compositora, cantante y poeta se subirá al escenario del Festival BUE, con un show en el que, según promete, no sólo estarán sus canciones, sino también un par de homenajes a los Ramones y los Rolling Stones.
“Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos.” Vaya forma de comenzar un disco, y más si el año era 1975. Con una sola frase, Patti Smith plantaba bandera y mostraba su juego: la espiritualidad y el sexo, la ambición artística, la poesía (Rimbaud, pero también Dylan), el aura experimental del free jazz, la tradición rockera (la canción era un cover de “Gloria”, de Van Morrison) y el sonido áspero de Nueva York (The Velvet Underground) se aunaban en ese álbum, Horses, uno de los mejores debuts de la historia. Como ella ya había brillado en el campo de la poesía, a sus recitales iban Allen Ginsberg, su ex Robert Ma-pplethorpe, Andy Warhol y William Burroughs. Con sus amigos de Television, Patti se había instalado en un hueco del Bowery llamado CBGB, en donde pronto comenzarían a brillar otros colegas como los Ramones, Blondie y Talking Heads: por su rol de pionera se la conoce como “la madrina del punk”. Pero tal vez todas las referencias estén de más cuando, como sucederá este viernes en el Festival BUE, se asiste a un concierto de esta señora que lleva sus canas con orgullo: sobre el escenario, Patti se transforma en una sacerdotisa que conjura espíritus con la electricidad del rock and roll.
El 30 de diciembre, Patricia Lee Smith cumplirá 60 años, pero se ríe y juega con las palabras cuando Página/12 le pregunta si el número redondo le generó la necesidad de hacer un balance de su vida: “Mantenerse en balance es un trabajo que hay que hacer cada día. El balance es una búsqueda continua de saber quiénes somos. Para mí, llegar a los 60 significa que hay cosas que tengo que atender y que tengo que cuidarme; también es un momento muy excitante en términos de que estoy estimulada mentalmente, de que es un momento de estudio, de aprender nuevas cosas y de hacer nuevos viajes. Aquí estoy: voy a cumplir 60 y estoy yendo para la Argentina para actuar por primera vez. Eso es muy excitante, y demuestra que las posibilidades siempre están abriéndose”.
–¿Qué expectativas le genera el viaje?
–Espero que las personas sean cálidas y curiosas. Quiero aprender de ellas, saber de primera mano cómo se sienten con su mundo, con su situación política, con el medio ambiente… Quiero intercambiar ideas, divertirme y, durante el show, hacer las canciones que tengan más significado para la gente. No voy sólo a tocar, sino también a aprender. Quiero tener discernimiento de qué piensa la gente, de qué cosas le molestan y le excitan.
–Usted dijo en el pasado: “Me hice rockera por razones políticas. Al principio no éramos buenos, pero nos sentíamos como despertadores humanos. ¡Despierten! ¡Despierten!”. ¿Fue el movimiento punk la respuesta a esa llamada?
–Fue una de las respuestas. Pero en términos de ese objetivo, mi banda y yo todavía nos sentimos igual: hay muchas cosas por las que despertar a la gente. En nuestro país, las políticas de la administración Bush son terribles, la invasión de Irak fue un error. O lo que pasa en la Bahía de Guantánamo, la destrucción del medio ambiente… Todavía hay razones para usar el rock’n’roll como una voz social y política, para despertar a la gente sobre muchas cosas que suceden en nuestro mundo. Conservo la misma idea de cómo el rock and roll puede inspirar a la gente.
–Sus canciones y también sus respuestas en entrevistas se han tornado muy políticas desde que George W. Bush es presidente. ¿Es un signo de los tiempos?
–Sí, es un signo de los tiempos, por el hecho de que tengo hijos y gente por la que me preocupo. No es sólo mi mundo, sino también el de ellos. Y también porque estos tiempos son más y más materialistas, nuestro mundo está manejado por gobiernos corruptos y corporaciones, y pienso que tenemos que educar a nuestra gente sobre el sida, la superpoblación, la destrucción del medio ambiente… Se está desarrollando un movimiento global anti-guerra, pero hay mucho trabajo por hacer. Y es muy difícil, pero también excitante: no vivimos una parte amable de la historia. Este es un momento muy complejo de la historia de la humanidad en el que debemos interactuar.
–A menudo, cuando una estrella de rock habla sobre estos temas recibe críticas. A Bono, por ejemplo, lo acusan de mesianismo.
–No puedo hablar sobre eso, pero ciertamente no me siento una mesías. Soy una ciudadana y mis preocupaciones son comunes. No soy una persona política, sino una artista, pero levanto la voz porque, como ser humano y como madre, estoy preocupada por nuestro mundo. No es porque piense que tengo un lugar especial en el mundo, sino porque creo que todos los seres humanos deberían hacerlo: levantar la voz no es cosa sólo de algunos, sino un derecho humano y un deber. No me interesa lo que la gente diga, ni tengo ninguna ambición más allá de hacer conocer mis preocupaciones.
–¿Cree que el arte puede salvar al mundo?
–No (se ríe). Creo que el arte puede inspirar a la gente y ayudarla a articular las cosas que están pasando en nuestro mundo. Puede ayudar a unir a la gente y a despertarla. Pero sólo la gente puede provocar cambios. Sólo la gente unida puede salvar al mundo. El arte, la música, el rock’n’roll, sólo pueden proveer la voz cultural por la que respondemos. El Guernica no puede parar la guerra, pero puede hacer que la gente piense sobre los horrores de la guerra.
–En los últimos tiempos, usted compuso dos canciones muy políticas, “Without Chains” y “Qana” (esta última puede bajarse en www.pattismith.net).
–Esas dos pequeñas canciones las compuse como respuesta a cosas que están sucediendo en nuestro mundo. “Qana” es la respuesta al bombardeo del Líbano, que creo completamente equivocado e inexcusable. Murieron muchos ciudadanos, entre los cuales había muchos niños. Y la situación en la Bahía de Guantánamo es inaceptable, por eso escribí “Without Chains”. Son modos de expresar los sentimientos de cada uno sobre lo que está sucediendo. Neil Young hizo eso con “Ohio”, Bob Dylan lo hizo con “The Lonesome Death of Hattie Carrol”. Creo que es importante responder a las cosas que suceden en el mundo de varias maneras: a través del activismo, de la música… Cada forma en la que respondamos despertará a más gente.
–A pesar de que continúa componiendo, su próximo disco será de covers.
–Sí, estamos trabajando en eso, con canciones que me han inspirado a través del tiempo: de Bob Dylan, Jimi Hendrix, The Byrds, Je-fferson Airplane, Gene Clark, Nirvana… Saldrá el año próximo, porque todavía no lo hemos terminado.
Si se lo piensa bien, no es tan extraño que repase esas canciones. Sucede que Patti Smith siempre creyó en la importancia de los héroes, rockeros o no. Por eso se enamoró de Rimbaud y sus compañeras de fábrica la odiaban por excéntrica (ver la canción-recitado “Piss Factory”), por eso el lado B de su primer single fue un cover de “Hey Joe” de Hendrix, por eso le dedicó su primer libro de poesía a Marianne Faithfull, por eso vivía hablando de Dylan y los Rolling Stones… Pero ella misma, la flacucha de Nueva Jersey a la que no dejaban entrar al Max Kansas City donde se reunía lo más top de Nueva York, se convertiría en heroína. Primero para la generación punk, que la vio entrar en combustión sobre los escenarios, y luego para almas gemelas como Morrissey, Thurston Moore (Sonic Youth) o Michael Stipe (R.E.M.), quien decidió dedicarse a la música el día en que se publicó Horses. El aura de Smith es tan poderosa que, si ella no hubiera existido, sería difícil pensar en PJ Harvey, Tori Amos o Courtney Love.
La actitud punk que rescata el cineasta Don Letts en su documental estrenado este año en el Bafici (y titulado precisamente Punk: Attitude) permanece viva en Patti Smith, más allá de los vaivenes de su vida y su carrera. Tiene sentido, entonces, que haya sido la encargada de darle la despedida al mítico CBGB, que cerró sus puertas el 15 de este mes. “Fue una noche muy emocional”, recuerda. “Hacia el final hicimos una versión de ‘Gloria’ a la que le agregamos el ‘Hey Ho Let’s Go’ como forma de saludar a los Ramones. Hicimos muchas canciones de gente que tocó en el CBGB: Television, los Dead Boys, Blondie… Tratamos de recordar a todos los que tocaron ahí. Intentamos que fuera un buen adiós y que sirviera para que las futuras generaciones abran sus propios lugares donde sucedan cosas.”
–¿Sabía que los Ramones fueron masivos en la Argentina?
–Sí, sí. Y estoy segura de que cuando toquemos allá haremos algo para rendir homenaje a los Ramones. Haremos muchas canciones viejas y también cosas que sé que le gustan a la gente, como temas de los Ramones y los Rolling Stones.
–Fue interesante que durante el concierto dijera que el CBGB no era un templo.
–Claro, porque creo que es importante que la gente joven no se sienta intimidada pensando que el CBGB fue el lugar más cool de todos los tiempos. Era bárbaro porque era nuestro, pero eso es lo que lo hacía bárbaro. Las nuevas generaciones tendrán sus propios lugares para hacerlos bárbaros. De eso siempre se trató el CBGB: de apoyar nuevas ideas, de darle esperanzas a una nueva generación y de inspirarla a crear su propia situación.
–Durante el concierto, ¿recordó momentos vividos allí? Como ver por primera vez a Television, por ejemplo.
–Oh, sí, absolutamente. Quería que fuera una noche positiva y con buen espíritu, pero tengo que decir que en ciertos momentos no pude evitar llorar un poquito. Es que todos esos recuerdos son muy fuertes: ver a Television en 1974, tocar allí con ellos, trabajar con Tom Verlaine, y todas las cosas que hicimos cuando éramos jóvenes para construir el CBGB. Y, por supuesto, toda la gente que trabajó allí, como los Ramones. Varios de ellos han muerto, lo mismo que mi pianista Richard Sohl, así que los saludamos a todos. Obviamente que hubo momentos un poco tristes, pero tratamos de mantenerlo positivo. La tristeza no siempre es negativa; también hay cierta belleza en la tristeza

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