domingo, mayo 10, 2009

Un día en BURZACO

Entrada la madrugada éramos pocos los que nos habíamos acercado al recinto, interesados, curiosos o emocionados (según el caso) por el set musical del consanguíneo de quien fuera líder de SUMO. ANDREA pasó muchos de los discos de su difunto hermano. Así, estaban interesados algunos conocedores de las influencias de LUCA, curiosos aquellos otros que quisieran conocerlas, y emocionados los nunca ausentes negrófilos que se sensibilizan solo ante la muerte de un artista, santificando morbosamente todos los objetos que hayan sido parte de su vida (paradójicamente, esta gente gusta de la muerte, no de la vida, ni mucho menos de la obra).
Lo interesante fue el contundente material discográfico que presentó ANDREA PRODAN. Todas obras primas, de artistas del movimiento post punk británico de finales de los setentas. Sentó las bases con algún clásico de los SEX PISTOLS, THE CLASH o THE BUZZCOCKS, adentrándose luego en terrenos más jugados. Así fue que deleitó con joyitas del género como WIRE, MAGAZINE, THE FALL, XTC o GANG OF FOUR, para nombrar solo algunas. Todas bandas que, cada una a su manera, volcaron la premisa del punk inglés en su música, generando sonidos realmente novedosos, sin hacer uso del cliché (como suelen hacer las bandas que se dicen punk).

Terminado el set de ANDREA, las reflexiones previas se me hicieron más claras: "distinta es la gente que por oír SUMO, termina con LAS PELOTAS o DIVIDIDOS, de la que por escuchar SUMO, termina con WIRE o algunas de las bandas antes mencionadas".

Una vez retirado el pinchadiscos, el dúo TRAVESTI comenzó su manifestación tan aplaudida por la prensa especializada, como ignorada por la de mayor masividad. Una base rítmica y electrónica repetitiva, los acoples de guitarras y rasguidos desprolijos, el ruidismo y letargo por parte de los teclados, tejieron la sonoridad abrasiva e hipnótica de lo que pareció ser una introducción. Digo “pareció”, porque esos comienzos atmosféricos y prolongados de cada canción, previos a la melodía de voz en la estructura de los temas de TRAVESTI, son partes tan importantes como un estribillo o un solo de guitarra en cualquier rocanrol. En un set que duró más de media hora interpretaron solo tres canciones: “Poltergeist”, “Las tinieblas del romance” y “Poder florecer”. En ese orden fueron sucediéndose las versiones estiradísimas, con el elemento hipnótico (símil su inevitable influencia THE VELVET UNDERGROUND), pero haciendo una lectura bastante más ruidosa y agresiva (como THE JESUS AND MARY CHAIN, la otra influencia ineludible).

Usando estos referentes, los TRAVESTI exponen su amargura melancólica y de a ratos violenta. La introspección los lleva a experimentar en los vivos, no siendo esta una excepción, por lo que cada presentación es sorprendente, tanto en el uso de la electrónica, como en la forma de llevar a cabo las melodías. El viernes último, el grupo se mostró bastante fresco y divertido durante el show. Luego, al finalizar la tercer y última canción se despidieron conformes ante algunas caras de sorpresa y aprobación.

Por suerte, hay lugares donde se premia la originalidad sobre la carencia de ideas novedosas, donde suele haber un flujo de personas interesadas solo en su arte, las cuales se influencian unos a otros, compartiendo sus ideas, referentes o sonidos, lo que suele generar una escena con identidad propia. Por desgracia, lo que masivamente gana terreno, es lo que juega con lo masivamente aceptado. Hacer uso del cliché y el estereotipo, apuntar a un público y ser complaciente, mirar para afuera y no para adentro de uno, son las aptitudes que venden miles de discos y llenan estadios, que hacen que el mundo siga igual, siendo el rock un movimiento antirrevolucionario.

Pero por lo bajo, hay gente despierta, que llega más lejos, o por lo menos lo intenta. TRAVESTI, como muchos artistas, está del lado más jugado, del lado peligroso, del lado del rock. Como dice el poeta: “del lado salvaje”.

Ramiro Baca Paunero
Redacción de El Acople

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